El Catastro de Ensenada comprende uno de los estudios más exhaustivos acerca del panorama económico moderno de la Corona de Castilla. Sus documentos nos acercan a la realidad existente, mostrando una imagen fiel al momento.
En el siguiente trabajo puede vislumbrarse dicha imagen de una sociedad en concreto: la sociedad extremeña.

EL CATASTRO DE ENSENADA
en el Archivo Histórico Municipal de Cáceres (1750 – 1754)

EL MARQUÉS DE LA ENSENADA
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, I Marqués de la Ensenada, nace en 1702 en Hervías, La Rioja. Recibe su título, de origen napolitano, en 1736 gracias a la conquista de las Dos Sicilias por parte del infante don Carlos. En 1743, es llamado por Felipe V para ejercer de secretario de Estado y del despacho universal de Hacienda. Fernando VI le reitera los nombramientos, en los que permanece un total de doce años. Pacificador convencido para la recuperación de un país devastado por los gastos de las guerras en Italia, su preocupación principal es sanear la hacienda pública, queriendo sustituir las injustas rentas provinciales por un solo impuesto denominado Contribución Única. Para ello propone realizar un catastro de los territorios de Castilla, lo cual muchos veían como el mejor remedio para los males de la Hacienda.
EL CATASTRO DE ENSENADA
El Catastro de Ensenada es la denominación que se da al estudio llevado a cabo en los territorios de la Corona de Castilla para conocer, registrar y evaluar los bienes, rentas y cargas de los que fuesen titulares, debiendo quedar formalmente registrados, así como sus familias, criados y dependientes. Se puso en marcha por Real Decreto de Fernando VI el 10 de octubre de 1749, constituyendo el paso previo a una reforma fiscal que buscaba la ya mencionada Única Contribución, para lo cual se creó un organismo administrativo superior que dependía directamente de Fernando VI: la Real Junta de la Única Contribución. A pesar de su puesta en marcha, dicha reforma fiscal no llegó a producirse, por lo que tampoco entró en vigor un sistema de registro de bienes, lo que entendemos ahora por catastro, en el que se hubieran ido reflejando los cambios por venta, herencia, etc., en las propiedades registradas. Sin embargo, el importantísimo volumen de documentos, a pesar de las pérdidas que ha provocado el paso del tiempo, constituye la base documental más importante para el estudio de la Corona de Castilla en el Antiguo Régimen.
El profundo estudio sobre todos los bienes de los vasallos tenía el objetivo de sanear la Hacienda Pública, lo que requería un notable e inmediato incremento de los ingresos ante el problema fiscal vigente, el cual tiene dos principales causas: las continuas guerras que desangran la Hacienda y la corruptela existente entre los recaudadores, lo que provocaba unos continuos abusos y excesos que mermaban la capacidad fiscal del Estado. Las unidades sobre las que se elabora el Catastro son todos aquellos territorios obligados a responder ante la Real Hacienda. De cada una de estas demarcaciones territoriales habría de realizarse un estudio catastral separado y distinto de cualquier otro. Así mismo, los sujetos catastrales eran todos los individuos titulares o propietarios, todos los que disfrutaban de una renta o salario de forma periódica y todos los cabezas de familia, ya sean hombres o mujeres. De la misma forma afectaba también a nobles y eclesiásticos, estableciéndose el pago consistente en un porcentaje de acuerdo al valor de los bienes y rentas de cada uno. El desarrollo del Catastro de Ensenada sigue un proceso establecido con anterioridad que consistía en la recogida de la declaración de bienes, una comprobación de veracidad por parte de la Administración (con ayuda de peritos y técnicos) y la constitución de los libros donde se registraba todo, desde el cálculo del valor fiscal de los bienes hasta el establecimiento de resúmenes de cada pueblo, distinguiendo siempre entre titulares seglares y eclesiásticos, así como la distinción entre forasteros y vecinos. Todo ello tiene como finalidad calcular la renta local, la provincial y la del Reino. El equipo designado para la tarea documental estaba formado por personal especializado. Como ejemplo, tenemos las averiguaciones en los pueblos las cuales se encomiendan a los Intendentes Provinciales. Los datos recogidos se consideran bastante fiables, gracias a cautelas como su comprobación por peritos, en ocasiones de los pueblos vecinos; la lectura pública de los libros de lo real; o la presencia del párroco del lugar, que aporta los certificados de pagos de diezmos.
EL CATASTRO DE ENSENADA EN EL ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE CÁCERES
En el Archivo Histórico Municipal de la localidad de Cáceres podemos encontrar una serie de ejemplares pertenecientes al Catastro de Ensenada. Con un total de diez libros, encontramos cuatro volúmenes de Información de Eclesiásticos, así como otros cuatro de Seglares. Los otros dos restantes pertenecen a un Libro de Comprobación y otro de Respuestas Generales. Los ejemplares existentes, fechados entre 1749 y 1756, responden a una misma tipología: portada en pergamino (salvo dos), hojas en papel, en torno a 32 x 23 cm y un estado de conservación bueno.


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